viernes, 17 de octubre de 2008

Sin título (se aceptan propuestas)

Hace un rato que tú estás vestido
y yo sigo acostada en la cama
y siento un no-sé-qué en el pecho y en los senos y entre las piernas
y no tengo ganas de vestirme todavía.

Me miras desde el otro cuarto y te ríes de mí (o conmigo)
de que no tengo ganas de levantarme,
de que me acurruco entre tus sábanas porque hace frío,
de que te pido que no prendas la luz todavía.

A oscuras me pongo los lentes, para ver lo que no distingo,
y me doy por vencida al fin: comienzo a vestirme deprisa
mientras me hablas de tu vida y apagas la música por fin
y me siento sin zapatos en la puerta, sin ganas de irme todavía.

Y afuera llueve y hace frío, y adentro platicamos sentados en el piso
o me enseñas lo último que has hecho
o te sientas al piano y te dejas llevar por tu música,
y por un momento siento celos de esa pasión tuya que no comprendo muy bien todavía.

Y siento unas ganas inmensas de quedarme contigo esta noche,
de dormir a tu lado por hoy,
de que no pase otra cosa que acostarme junto a ti
y cerrar los ojos y no pensar en nada todavía.

Pero la noche avanza y sé que por hoy será todo.

Como despedida me tomas de la cintura,
me besas la boca como tú bien sabes,
das un beso también a mis pechos
y de nuevo un beso en la boca,
y yo siento un no-sé-qué en el pecho y en los senos y entre las piernas...
...y siento ganas de desvestirme otra vez.


Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

lunes, 29 de septiembre de 2008

"¡PUEBLO, ABRE LOS OJOS!"

Éste trabajo fue realizado de manera conjunta con mis queridas amigas del Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Naucalpan en los meses de octubre y noviembre del año 2004. No es justo que me lleve el crédito que compartimos las cuatro. Ellas son:
Adriana Miranda Ocaña
Brenda Eirem Trejo Maruri
Jocabeht Ruiz Ruiz
¿Qué pasa en este país? ¿Acaso el daño que surgió de la violenta represión del Movimiento Estudiantil de 1968 no es suficiente? ¿Qué necesitamos para darnos cuenta del daño que nos hicieron? ¿Inteligencia? ¿Haberlo vivido en carne propia? ¿Un poco de capacidad de indignación ante la injusticia, el autoritarismo y la represión? ¿Qué se necesita para conocer y comprender la magnitud de los daños ocasionados y que tienen repercusión hasta nuestro días?
¿Hay culpables? ¿Quienes? ¿El gobierno? ¿Nosotros? ¿Nuestra economía? ¿La cercanía de las Olimpiadas? ¿Díaz Ordaz? ¿Luis Echeverría? ¿La sociedad que permitió la impunidad?
¿En qué país vivimos y viviremos? ¿En qué país vivían esos miles de manifestantes que se reunieron en Tlatelolco? ¿En qué país querían vivir aquellos que murieron la noche del 2 de octubre?
Éstas y muchas más son las preguntas hechas por más de una persona. Y todas con el fin de saber qué es lo que en verdad sucedió esa noche del 2 de octubre de 1968, una realidad de la que hay muchas preguntas y muy pocas respuestas, y éstas pocas respuestas señalan a una sola dirección: fue un crimen que se llevó a cabo por la presencia de autoritarismo y represión desde el gobierno hacia su pueblo, simplemente una matanza sin razón de ser.

LA MANO TENDIDA
Hay dos conceptos fundamentales que debemos definir antes de continuar, y que eran dos de las principales actitudes contra las que se manifestaban los estudiantes: autoritarismo y represión.
El autoritarismo se define como la actitud de quien ejerce con exceso su autoridad. La represión es, a su vez, el acto o conjunto de actos -ordinariamente desde el poder- para contener, detener o castigar con violencia actuaciones políticas o sociales.
Una vez establecidas estas aclaraciones, se entiende el hecho de que al Movimiento Estudiantil se unieran obreros, madres de familia y otros sectores de la sociedad ya que, independientemente del pliego petitorio, los estudiantes se rebelaban contra la forma autoritaria del gobierno todopoderoso. Este aspecto se ve reflejado en los coros de las manifestaciones de la época, tales como " 'MÉ-XI-CO-LI-BER-TAD', 'DIÁ-LO-GO-DIÁ-LO-GO' y 'ÚNETE-PUEBLO' " (Poniatowska, 1971)
Con las marchas se esperaba ejercer presión sobre el Gobierno, y que los medios y el mismo Gobierno reconociera que no había diálogo para intentar llevar a buen fin el Movimiento. En un discurso pronunciado el 1 de agosto de 1968, el presidente afirmó: "Hay que restablecer la paz y la tranquilidad. Una mano está tendida; los mexicanos dirán si esta mano se queda tendida en el aire", pero tal vez la mano estaba tendida hacia otro lado, porque el diálogo con las cabecillas estudiantiles jamás se dio... de hecho, ni siquiera se planteó.
Las manifestaciones siguieron, al igual que el secuestro de camiones, la 'pinta' de bardas y la toma de instalaciones. Los estudiantes estaban convencidos de que, si ejercían presión, el gobierno acabaría cediendo, pero se equivocaron. En lugar de presionar al gobierno al diálogo, lo orillaron a una medida desesperada: el uso del ejército.
Lo curioso fue que la represión de los movimientos sociales por medio del ejército no era nueva, incluso durante las rebeliones estudiantiles y sociales de los años sesenta, el ejército había intervenido para aplastar los movimientos, lográndolo en la mayoría de los casos. Resulta extraño el hecho de que los estudiantes ignoraran la posibilidad de un ataque, teniendo esos antecedentes.
Por otro lado, el carácter masivo del movimiento, donde no sólo había estudiantes, sino también obreros, profesores, médicos y otros reminiscentes de movimientos anteriores (superaba por mucho en número a todos los movimientos anteriores, incluida la huelga de ferrocarrileros) hacía imposible al ejército atacarlos abiertamente y, puesto que se trataba mayoritariamente de muchachos de entre 15 y 20 años -no de soldados ni de invasores peligrosos- no podían intervenir contra ellos, al menos no a la vista de todos y sin un motivo 'razonable'. Era, aunque implícitamente, una lucha entre un ejército armado y bien entrenado contra niños de preparatoria.
En fin, el diálogo nunca llegó, y los estudiantes sabían que no llegaría. Un sector del Comité de Lucha de la Facultad de Leyes de la UNAM encabezó en el Zócalo el grito de "¡Bocón, sal al balcón! ¿Dónde está tu mano tendida?" (Poniatowska, 1971)

"¡NO CORRAN COMPAÑEROS, ES UNA PROVOCACIÓN!"
Los estados de Sinaloa, Chihuahua y Michoacán, y la Plaza de la Constitución (Zócalo), así como la Avenida Insurgentes y el Casco de Santo Tomás, fueron escenario de marchas y mítines; sin embargo, Tlatelolco fue la culminación, la más grande manifestación del Movimiento. Pero como dice la sabiduría popular: "Todo lo que sube tiene que caer".
La tarde del 2 de octubre se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas aproximadamente 10 mil personas, y no sólo estudiantes, sino también niños, madres de familia, obreros, trabajadores sociales, incluso vendedores ambulantes, que se presentaron ése día por diversas razones: algunos porque simpatizaban con el movimiento, otros por pura curiosidad y otros más simplemente por mera coincidencia. Eran gente común y corriente, no tropas invasoras.
El mitin comenzó aproximadamente a las 5:30 de la tarde, cuando tomaron el micrófono los cabecillas del Consejo Nacional de Huelga (CNH). Hasta ése momento la tranquilidad era visible, aunque la Policía, los tanques y el ejército mexicano (entre otras fuerzas armadas) se encontraban presentes y observaban el acto. También se notaba un ir y venir de hombres vestidos de civil con un guante o pañuelo blanco en la mano izquierda.
Hacia las seis de la tarde, helicópteros comenzaron a sobrevolar la plaza. Dice Elena Poniatowska (y otros lo repiten) que no le gustaron, parecían aves de mal agüero. Un estudiante de apellido Vega daba las últimas indicaciones, principalmente para posponer una siguiente marcha debido a la represión por medio del uso de la fuerza pública. También pedía a sus compañeros que al terminar el mitin se retiraran ordenadamente. Ordenadamente. Obviamente no planeaban un golpe de Estado como aseguraba en su paranoia Gustavo Díaz Ordaz.
Inocultablemente feo, y comparado constantemente con su predecesor López Mateos, Díaz Ordaz estaba convencido de que el Movimiento Estudiantil era un 'complot' en su contra. No estaba dispuesto a hablar de igual a igual con muchachos de entre 15 y 20 años. Ya había reprimido violentamente la huelga de los médicos de 1964, y no cedería ante las demandas de unos niños. Su respuesta fue una de las más deplorables y patéticas muestras de represión: el uso del Ejército, la Policía y el Estado Mayor Presidencial, armados para una guerra en contra de muchachos cuyo arsenal consistía en piedras, cohetones y bombas caseras.
El entonces Secretario de Defensa Nacional, General Marcelino García Barragán, describe la acción militar de esa noche como sigue:
"(...) Mi plan consistía en aprehender a los cabecillas del movimiento, sin muertos ni heridos (...) Terminamos el plan a las dos de la tarde y lo tradujimos en órdenes que se cumplieron a las 15:30 de esa tarde {la del 2 de octubre}. El Capitán Careaga estaba acantonado en los departamentos vacíos del Edificio Chihuahua, con órdenes de aprehender a Sócrates Amado Campos cuando estuviera el micrófono; el Coronel Gómez Tagle a las 3:40 del día 2 estaba con su batallón Olimpia con su dispositivo, para tapar todas las salidas del edificio Chihuahua (...) Empezó; y a la hora en que Sócrates estaba más entusiasmado hablando a la multitud, un soldado escogido por el Capitán X, jaló las piernas a Sócrates derribándolo, éste siguió hablando hasta que el Capitán se lo quitó {el micrófono}, en esos momentos comenzaron los disparos de las 5 columnas de seguridad que a las órdenes de XXX estaban apostados en las azoteas de los demás edificios esperando al ejército, quien contestó el fuego.
En los primeros tiros cayó el General Toledo, Comandante de Paracaidistas; durante el tiroteo murieron XX oficiales y XX tropa y 35 civiles muertos y XX heridos (...)
A los primeros disparos el Batallón Olimpia se replegó en las entradas del Edificio Chihuahua y aprehendió como 400 individuos entre los que se encontraron todos los cabecillas del movimiento, descabezándolo, que fue el éxito completo de mi plan (...)" (Scherer, 1999)
Esa es, por supuesto, la versión oficial de un General que se encontraba relativamente a salvo. En cambio, los manifestantes vivieron una noche muy diferente.
Después de las seis de la tarde, uno de los helicópteros que sobrevolaban la plaza dejó caer una bengala verde, una LUZ VERDE.
En ese momento se oyeron disparos, provenientes de los edificios que rodeaban la plaza: ISSSTE, 2 de abril, Revolución de 1910 y muy especialmente el Edificio Chihuahua, desde donde también gritaban los dirigentes del CNH "¡No corran compañeros, son salvas...! ¡No se vayan, no se vayan, calma!"; la multitud, aterrada, corría por todas partes, haciendo caso omiso de la petición.
¿Casualidad o causalidad? Al escuchar los disparos, el ejército (que se encontraba ahí con intenciones de controlar el orden de la manifestación y de disolver el contingente sin uso de armas o de la fuerza) respondió la agresión, buscando a los francotiradores.
Los estudiantes y los ancianos, obreros, niños y madres de familia se encontraron atrapados dentro del fuego cruzado. Las personas buscaban refugio en los edificios, escaleras, elevadores, donde fuera. Muchos cayeron heridos, agonizantes, muertos. Tlatelolco se había convertido en un infierno.
" 'Un médico, por favor, por piedad, por lo que más quieran! ¡Un médico, por Dios!'
'¡Ya basta! ¿A qué horas se va a acabar esto?'
'Hermanito, ¿qué tienes? Hermanito, contéstame...'
'¿Quién? ¿Quién ordenó esto?'
'¡Alto el fuego! ¡Alto!'
'¡Estoy herido! Llamen un médico...'
'¡Agáchate, te digo! ¡Nos van a matar!'
'¡Juanito! ¿Qué te pasa, Juanito? ¡Levántate!' " (Poniatowska, 1971. Recopilación)
Estos y otros gritos igualmente desesperados se confundían en el escándalo de la Plaza. Entre los llamados, los gritos, los llantos y las órdenes, un soldado le gritaba a uno de sus compañeros: "No tires, tírales al aire hombre. No son criminales; si son muchachos, no les tires, al aire hombre, al aire, tira al aire..."
El fuego intenso duró aproximadamente una hora, después de la cual los disparos disminuyeron. No obstante, los disparos no cesaron hasta las tres de la mañana del día siguiente. Nunca se supo con precisión el número de muertos ni heridos. Muchos estudiantes desaparecieron sin dejar rastro.
Y aunque el movimiento se extendió hasta principios de diciembre, el gobierno había logrado su meta: el movimiento estaba sofocado, murió junto con los cientos de jóvenes que tiñeron de rojo la Plaza de las Tres Culturas y que aún debían haber vivido muchos años.

¿QUÉ PASÓ?
Algo que nunca podremos comprender es ¿cómo es posible que los mismos periodistas que fueron encañonados por el Batallón Olimpia, que lo vieron cuando abrió fuego para provocar al ejército, al día siguiente escribieran que fueron los estudiantes los que comenzaron la agresión, los que abrieron fuego contra el Ejército? Es posible que fuera otra muestra de represión gubernamental, que quería hacer parecer que en realidad había salvado al país.
Otro asunto sospechoso es el hecho de que los soldados respondieran inmediatamente al fuego, cuando los documentos del Secretario de la Defensa Nacional manifiestan lo siguiente:
"El Ejército, como en todas las intervenciones anteriores, recibió las órdenes siguientes:
1. Actuar con suma prudencia al hacer contacto con las masas.
2. Si el ataque es con piedras, varillas o bombas molotov, buscar el combate cuerpo a cuerpo sin emplear bayoneta.
3. Aunque haya disparos de parte de los estudiantes, no se hará fuego hasta no tener 5 bajas causadas por bala.
4. Si atacaran con fuego aislado y sin consecuencias, contestar al aire, solamente oficiales.
5. Si la situación lo requiriera, contestar como sea necesario." (Scherer, 1999)
En el inciso 3 dice claramente 'no se hará fuego hasta no tener 5 bajas'. Entonces ¿por qué contestaron inmediatamente los soldados?
"¿Cómo es posible que el gobierno considerara un 'gravísimo peligro' a un puñado de muchachos y muchachas? Resulta ridículo sobre todo si se sabe que el gobierno cuenta con un aparato de represión poderosísimo y ejerce un control casi absoluto sobre los medios de información. ¿Qué peligro, qué 'gravísimo peligro' no puede controlar el gobierno actual? Yo creo que el único que no puede controlar es el de su propia conciencia porque si los miembros del gobierno tuvieran la razón y gobernaran como se debe gobernar no le temería a nada ni necesitaría escudarse en la fuerza ni en la injusticia para sostenerse... Además, gran parte de la población es pasiva, entonces ¿qué? ¿Qué se traen? Llevan todas las de ganar." (Poniatowska, op. cit.)
"¿Cuál es el sentido de Tlatelolco? ¿A dónde nos llevó nuestro Movimiento? ¿Estamos mejor o peor que antes? Estas interrogantes podré contestarlas dentro de 5 años." Alejandro López Ochoa, de la Facultad de Ingeniería de la UNAM. (Ídem)

CONCLUSIONES
"Pueblo, abre ya los ojos" "El PRI no dialoga, monologa" (Scherer, 1999) Y monologa con pólvora y plomo, sin importarle a quién le toque. Finalmente, lo que querían era reprimir el Movimiento, un movimiento que ya estaba llamando la atención de otros sectores poblacionales y que amenazaba a las Olimpiadas, un Movimiento que organizaba sus mitines más grandes cuando comenzaba a llegar la prensa extranjera (incluso varios periodistas extranjeros se encontraban en el edificio Chihuahua); el Estado Mayor Presidencial no se iba a detener por el hecho de que entre los asistentes de esa tarde se contaran niños inocentes o muchachos ingenuos que esperaban tomar esa 'mano tendida'.
Y en efecto, el Gobierno se salió con la suya: su crimen salió impune. La gente no lo olvidó, pero tampoco se preocupó por asegurarse de que los asesinos de la juventud mexicana pagaran por todas esas muertes. Y no nos referimos a los soldados, ni al Batallón Olimpia, sino al jefe de las Fuerzas Armadas (el Ciudadano Presidente de la República), al Secretario de Gobernación, al Secretario de Defensa, a los generales, capitanes y coroneles que dictaron las órdenes para callar todas esas voces.
¡Qué enorme diferencia entre todos esos jóvenes que murieron cruelmente en una plaza y cuyos cuerpos fueron sepultados en una fosa común, y el presidente que murió rodeado de los suyos y que fue enterrado con honores que no se merecía! ¡Qué distinto el destino del entonces Secretario de Gobernación que llegó a Presidente el siguiente sexenio y que aún vive, con el destino de los niños que no llegaron a la mayoría de edad porque cayeron bajo la lluvia de plomo del 2 de octubre!
¿Es justo eso?
Dicen las malas lenguas que aquél que no aprende de su pasado está condenado a repetirlo. ¿Queremos que la sangre que manchó Tlatelolco el 2 de octubre de 1968 se derrame otra vez para ensuciar de nuevo la Historia de México? Los que estén en contra, que levanten la mano.
"¡2 de octubre no se olvida!" pero no hay que recordarlo como un pretexto para marchar, faltar a clases y destruir propiedad ajena, hay que recordar por qué luchaban los estudiantes del Movimiento y buscar la manera de ayudar a que los ideales del Movimiento se cumplan.
"Estamos dispuestos a morir de pie antes que someternos de rodillas. ¡Viva México!" (Carlos Monsiváis, 1999)

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
Ayala Anguiano, Armando. Historia Escencial de México. Tomo 6. ¡Extra! Contenido. México, 2004.
Guevara Niebla, Gilberto. La Democracia en la Calle. Primera Edición. Editorial Siglo XXI. México, 1988.
José Agustín. Tragicomedia Mexicana. Editorial Planeta. México, 1990.
Monsiváis, Carlos. Días de Guardar. Onceava Edición. Editorial Era. México, 1986.
Monsiváis, Carlos y Scherer García, Julio. Parte de Guerra. Tlatelolco 1968. Editorial Nuevo Siglo Aguilar. México, 1999.
Poniatowska, Elena. La Noche de Tlatelolco. Quinta Edición. Editoral Era. México, 1971.

lunes, 1 de septiembre de 2008

"FANGO SOBRE LA DEMOCRACIA"

En este libro, Roger Bartra recopila una serie de ensayos escritos a partir de la experiencia electoral del 2 de julio del 2006. Todos recordamos lo que pasó:
Después de las elecciones más competidas (Bartra las llama ‘más transparentes’, pero no estoy muy de acuerdo), el ganador resultó ser Felipe Calderón, candidato del PAN y de la derecha. Ante estos resultados, el candidato del PRD y de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador proclamó un complot (que nadie vio, más que él), denunció un fraude (que nunca se comprobó) y organizó un movimiento social que, bajo la bandera de ‘No al pinche fraude’, tomó a la Ciudad de México como rehén por casi dos meses.
La idea de Bartra al publicar su libro era ‘estimular un debate de ideas y principios políticos’, al menos eso dice en el prólogo. Con riesgo a sonar paranoica, yo pienso que va más allá. Tomando en cuenta que el autor es descendiente de españoles que llegaron a México huyendo de Franco, me atrevería a pensar que estos ensayos políticos llevan encerrado el trauma de los despatriados por un régimen contra el que no pudieron hacer nada, ni siquiera defenderse. Pero bueno, no es trabajo mío realizar un análisis psicológico de Roger Bartra (aunque admitámoslo, sería interesante después de leer el libro)
Las reflexiones del autor comienzan el 2 de julio de 2000, cuando las encuestas preliminares ya señalaban a Vicente Fox como el nuevo presidente de México. Esto en sí ya es sorprendente, dado que, tras 7 décadas de un gobierno casi dictatorial, México estaba por fin conociendo una transición. Poco importa que, en realidad, la gente no votara por Fox, sino contra el PRI. Finalmente, estos votos en contra del autoritarismo lograron la alternancia partidista y Vicente Fox se convirtió en presidente.
De cualquier manera, señala el autor, esto ya se veía venir. La larga transición de México a la democracia comenzó desde el año de 1968, y tuvo momentos críticos en 1982, 1988 y 1994. El mismo Ernesto Zedillo (presidente de México durante el sexenio 1994 – 2000) facilitó la alternancia partidista y el derrocamiento de la dictadura priista con la reforma al Instituto Federal Electoral (IFE) del año 1997. Lo que al principio fue una estrategia para afianzar la posición política del partido oficial, terminó por convertirse en su tumba: el 2 de julio de 2000 Vicente Fox ganó las elecciones por un amplio margen, reconocido por el mismo organismo al que 3 años antes le había sido conferida la autonomía.
¿Qué opción le quedaba entonces al PRI? Ernesto Zedillo se dirigió a la nación esa misma noche, felicitando a Vicente Fox y reconociendo su victoria en las urnas. El PRI se tambaleó, los 'dinosaurios' sintieron cerca su extinción y, mientras tanto, el país celebraba la primera gran señal de la transición hacia la democracia.
En su momento, se señaló a la manipulación mediática y a la mercadotecnia como la responsable de que el PAN ganara la presidencia. Si bien esto es verdad hasta cierto punto (la imagen que daba Vicente Fox no era la de un político gris y aburrido, sino la de una ranchero dicharachero, macho y vivaracho que terminó por ganarse la simpatía popular) también es cierto que el año 2000 fue el año en que por fin se terminó de gestar la democracia mexicana. No en balde, las elecciones de ese año son recordadas como las más democráticas y transparentes de la Historia de México.
Pero, ¿por qué ganó Vicente Fox? Más allá de su imagen de mexicano hasta las botas, ¿qué fue lo que hizo que el 2 de julio la gente votara por él? Con un poco de humor negro, se podría decir que la gente no votó por Vicente Fox, sino por la risa involuntaria, por un presidente que sólo con verlo provocara una carcajada (y terminado su sexenio, nos damos cuenta de que, 'ciertamente', cada vez que el guanajuatense abre la boca para opinar, uno no sabe si reír o llorar) Pero más allá de eso, la gente no votó a favor de Vicente Fox Quezada, como ya se ha mencionado arriba, sino que votó en contra del Partido Revolucionario Institucional, de ese partido que gobernaba al país con políticas rancias y caducas. El suyo era un régimen condenado a morir tarde o temprano, pero afortunadamente, su muerte fue pacífica, casi diríamos que fue una 'muerte natural'. No hubo grandes revoluciones, no hubo caudillos ni muertos en las calles (aunque durante todo el régimen priísta sí se acumularon un montón de muertos) La transición en México del partido de los 'dinosaurios' a un partido nuevo (aunque no precisamente moderno) se hizo por la vía suave, legal y legítima de las elecciones (no me dedicaré ahora a cuestionar la integridad del IFE)
¿Y la izquierda? ¿Qué pasó con el PRD el 2 de julio del nuevo milenio? Las políticas de Cuauhtémoc Cárdenas eran obsoletas. Cárdenas se escudó en su apellido y esperaba que el pueblo le mostraría el mismo apoyo que le dio a su padre. Grave error. El populismo de Cárdenas lo hizo ganar legítimamente las elecciones en 1988 (ah, no. Perdón, las ganó Salinas, lo que sucede es que se cayó el sistema ¿verdad?), pero no se podía esperar que las mismas campañas caducas funcionaran ya llegado el siglo XXI. El grave problema de la izquierda durante el 2000 fue que sus políticas se parecían demasiado a las del viejo régimen durante el siglo pasado.
México le apostó a una modernización. Cárdenas ya había sido candidato tres veces, se veía viejo y cansado. Además, por más que el Lázaro Cardenas sea vendido en las escuelas como un 'héroe de la patria', su nombre seguía siendo un nexo con el pasado, con un monolito que el país buscaba derrumbar. Mientras, Vicente Fox fue visto como un símbolo de modernidad, como un ícono del mexicano alegre y 'trabajador', una especie de Pedro Infante del Bajío. Tenía una carrera interesante en el sector empresarial y también una buena carrera política, aderezada con la percepción popular de ser un hombre 'derecho' y que no doblaría las manitas. De Francisco Labastida mejor ni hablemos; ganó las elecciones internas de su partido, llegó a juntar una buena cantidad de gente en sus mítines y consiguió el segundo lugar en las urnas; pero quedó claro que el partido fundado por Calles y reformado por Cárdenas ya no satisfacía las necesidades del país.
No hablemos de la administración de Fox. La terapia psicológica es muy cara y parece que vienen tiempos difíciles. Lo que es importante resaltar del periodo 2000 – 2006 es la gran cantidad de políticas empresariales, corporativistas y neoliberales que se fueron aplicando en el país. La administración panista ha resultado ser el edén para la iniciativa privada. Basta con recordar los escándalos del 'niño verde', de Carlos Ahumada y René Bejarano, los permisos de casinos de Santiago Creel, el escándalo de los hijos de Martita Según de Fox y, claro, la ley Televisa.
Hablemos entonces del 2 de julio del 2006. Después de una campaña tormentosa en la que el tiempo en medios electrónicos se usó casi exclusivamente para hacer campaña en contra del candidato opositor en lugar de hacerla a favor del propio candidato, una guerra de dimes y diretes en la que los únicos beneficiados fueron los medios masivos de comunicación y los mayores afectados fueron los ciudadanos (que finalmente fueron los que financiaron todo) y una incertidumbre general en la que lo único que se tenía en claro era que el próximo presidente NO sería el Dr. Simi (imagínense, el suyo hubiera sido el primer informe presidencial con subtítulos, botargas y edecanes buenotas que apenas pueden hilar dos palabras), llegaron las elecciones.
Las encuestas no se ponían de acuerdo: mientras unos de adjudicaban la victoria a Felipe Calderón y al PAN, otros le levantaban el brazo a Andrés Manuel López Obrador y el PRD. En cadena nacional apareció Roberto Madrazo con sonrisa de Barbie y cara de 'quiero llorar', y el vocero del PRI declaró que aún los resultados no eran claros y que todavía podían ganar las elecciones... nadie lo creyó, ni siquiera él.
Cuando el IFE declaró finalmente como vencedor al PAN, la reacción de López Obrador no se hizo esperar. Ni corto ni perezoso denunció un fraude, convocó a la gente (los taxistas 'panteras', los ambulantes, los 'viejejitos' y uno que otro dizque-intelectual) y llamó a movimientos nacionales, a marchas, a mítines y, finalmente, instalaron un campamento en el Zócalo capitalino.
Dos meses y varias mentadas de madre después, los campamentos se levantaron pero sin ningún resultado concreto. Felipe Calderón seguía siendo presidente electo de México, el recuento (que finalmente no fue 'voto por voto') no logró comprobar el fraude electoral, aunque tampoco lo desmintió. Bueno, no tuvo el resultado que AMLO esperaba, aunque sí tuvo efectos colaterales: caos en las vías públicas, un tráfico infernal con la consiguiente contaminación, pandillerismo, comercios y establecimientos afectados por el cierre de vías públicas, etc.
El 1 de diciembre Calderón tomó la Presidencia de la República. No importó que AMLO pataleara, que se declarara el 'presidente legítimo', ni siquiera que hiciera su propia ceremonia de toma de protesta en el Zócalo capitalino, con su banda tricolor y tomando como escudo el águila de los insurgentes.
A un año de la toma de protesta de Calderón, AMLO ha desaparecido de las primeras planas, de las pantallas y casi de la vida política. El PRD ha continuado con sus denuncias y sus oposiciones. El PRI continúa tratando de convencernos de que es ‘un nuevo PRI, más cerca de ti'. El PAN continúa en el poder. Fox se retiró a su rancho en Guanajuato con Martita.
¿Y la democracia mexicana? Bien, gracias.
Bartra llama a las elecciones del 2006 las 'más transparentes y auténticas'. Debo decir que no estoy de acuerdo. No sé si López Obrador ganó legítimamente las elecciones, no me consta que haya habido fraude, pero tampoco creo que las elecciones hayan sido tan limpias como se dice. Finalmente, es sabido que la Política es la chef d'ouvre del Diablo. También sabemos que la Política es el Arte de lo posible. Y dentro de todo, es posible que el PAN haya tratado de asegurar su supervivencia en el poder con una o dos trampas. Incluso Tolkien lo planteó en El Señor de los Anillos: el poder corrompe a quien lo posee, y digamos que la clase política no tiene fama de ser precisamente casta de santos. Es posible que los catoliquísimos líderes de izquierda cayeran en la tentación y metieran mano en las elecciones. Finalmente, no sería nada nuevo.
Ahora, sé que lo escrito anteriormente no es precisamente un control de lectura. Más bien parecen divagaciones mías a partir de lo que leí en el libro. Pero si no estoy de acuerdo con muchas cosas que escribió Bartra en el libro, ¿por qué he de repetirlas?

1 de septiembre, 2007

lunes, 11 de agosto de 2008

Epitafio

Acabo de volver de Aguascalientes. No ha sido un viaje de placer ni nada parecido. Algo que remarcar de este inesperado viaje relámpago es que es la primera vez que se edita algo que escribo ¿La parte no tan linda? Que se trata del epitafio de mi abuela materna. La escribí a petición de mi mamá y mis tías, quienes insistieron en que fuera incluido en los recordatorios que se entregarán cuando concluya el novenario, el próximo domingo. Yo no soy ferviente católica (ni un poquito), pero aquellos ciber-lectores y seres adjuntos que lo sean, tal vez puedan explicarme toda la implicación mágico-mística de prolongar el luto de rigor por nueve días.

"En una clara tarde de agosto nos dejó María del Refugio Velasco de Loera.
Quiso la vida que ése día se le cumpliera su último antojo; así, una de sus últimas imágenes fue la del cerro reverdecido por las lluvias, las flores que regala la estación y de su familia feliz.
A Cuca le gustaban las flores, las muñecas y poner apodos. Lo primero y más importante en su vida fueron sus hijos, a quienes amó siempre.
Por ella vinieron sus ángeles personales: su hermana Consuelo y su esposo Pancho. Se la llevaron al Cielo en forma de arcoiris, lejos de las penas y el dolor, bajo el cobijo de Dios.
Ahora, ella también es un ángel y, ya lejos del sufrimiento, es la cariñosa guardiana de aquellos que la lloran en la tierra. Su herencia es la imagen de un cerro reverdecido cubierto de flores."

martes, 29 de julio de 2008

Cuestión de amor

De una manera casi obsesiva pero gozosa, he estado leyendo un libro llamado Cuestión de Amor de Germán Dehesa; ya lo conocía, de hecho, esta viene siendo la sexta o séptima vez que lo leo. No sé qué opinarán ustedes, estimados ciberlectores y personajes adjuntos, pero yo tengo la costumbre de conservar una lista mental de los libros que me han gustado; un tiempo después, me echo un clavado a la enorme jungla que se ha extendido por toda la casa y cuando, después de días de búsqueda, incertidumbre y luchas con cocodrilos, me encuentro de nuevo con uno de estos libros, lo leo de nuevo y ¡maravilla de maravillas! Voy descubriendo cosas nuevas con esta lectura. Muchas veces descubro que mis impresiones y/o reflexiones se han modificado, y así resulta que es como si leyera por primera vez.
Todo esto lo saco a colación no para presumir mis costumbres de lectura (creo que es un placer tan mágico que la presunción podría arruinarlo), el hecho es que la última vez que lo leí odiaba al mundo. Ya estoy mejor -creo-, ya tengo 20 años y aunque no seré la persona más experimentada y madura del planeta, al menos ya llegué a la revelación de que el mundo puede o no tener la culpa de mis desgracias pero odiarlo es desgastante y no facilita nada (salvo la gastritis); así pues, uno tiene que morderse las uñas y decirle al móndrigo e ingrato mundo que nos lastima: "Bueno, lánzate, dame con todo lo que puedas. No me quedaré mi cama llorando en posición fetal. Tengo un oso de peluche y no dudaré en usarlo".
Llegada a este punto, trato de recordar de qué se trata esto... Ah, sí. Les contaba de ése señor chaparrito, calvo y orejón llamado Germán Dehesa, ¿les conté que tiene un libro que se llama Cuestión de Amor? ¿Sí? Oquei. Resulta que dicho libro consiste en una serie de pequeñas reflexiones sobre ése gran conflicto existencial que es el amor. Las primeras veces que lo leí, estaba desencantada del amor, ahora no estoy encantada pero no me quejo (y en México eso siempre es ganancia) Las reflexiones del 'profe' Dehesa van desde su familia, sus divorcios o sus hijos (temas más bien personales, dirán algunos, pero a mí me parece que no tanto) a la amistad, el trabajo, envejecer, la vida y otros bichos.
Mis reflexiones, que son las que me tienen escribiendo esto en hojas sueltas a las 2 de la mañana, surjen específicamente de un apartado llamado Aquí está Rosario, donde asistimos a una hermosa conversación con la autora de Balun Canan. No se los arruinaré contándoselos (supongo que es una manera sutil de decirles "busquen el libro y léanlo completito") Lo que no me deja dormir es esto:
Por alguna razón, estamos obsesionados con la felicidad. Buscamos obtenerla por los medios que nos parecen correctos. Tiene sentido, claro que sí, porque si no es para ser felices, entonces ¿para qué carajos vivimos esta perra vida? Pero muchas veces, el camino que escogemos hacia la felicidad nos hace infelices. Buscamos trabajo para ganar dinero porque la estabilidad económica nos ayuda a ser felices, ¿cierto? En dos décadas, yo he conocido gente que se desvive trabajando y que se ve igual de desgraciada a pesar de los pesos que pesan en su cuenta de banco. Las fiestas, salir a los antros y echar desmadre, si te la pasas bien, si ríes y cotorreas, eres feliz, ¿verdad? Tal vez, aunque desde los quince años, conozco gente que se odia a sí misma tanto que se la pasa de fiesta en fiesta, bebiendo, fumando, metiéndose hasta vaporub y teniendo sexo a tontas y a locas (o con tontas y locas) a fin de olvidarse de sí mismos un poco, pero al final de la pachanga siguen tan vacíos como siempre.
Comprar coches, tener casas, tener mil viejas o viejos, salir en la tele, no pedir permiso, no preocuparse por 'cosas inútiles'... las imágenes que en televisión nos venden como felicidad, ¿lo son? No dudo que haya gente a la que su trabajo le apasiona, le gusta y lo hace bien; el hecho de tener un techo sobre tu cabeza y saber que de hambre no te mueres, salir por ahí con los amigos, la familia o la pareja... todo esto nos trae momentos de felicidad. Pero me parece un error considerarlo la esencia misma del ser feliz.
Tengo veinte años, vivo en una casa con otras cuatro personas de mi misma sangre y carezco de experiencia laboral comprobable. Fuera de eso no hay nada que sea mío, ni siquiera estas palabras que escribo, pero esa es la belleza del asunto: aquí no hay nada que me pertenezca en exclusividad a mí. De cierta manera ni siquiera me pertenezco a mi misma. Pero me parece que una manera efectiva de pasar estas cortas horas que nos son concedidas en este gran bostezo de la eternidad, es precisamente dejar de lado el concepto de la propiedad y el poder. Buscamos comprar y poseer las cosas: un coche, una computadora, un hombre, una mujer... cuando sentimos que lo poseemos, nos sentimos contentos (que no es lo mismo que felices) pero con ello viene la gran ansiedad de perderlo. Los celos, la paranoia, la envidia, estas situaciones vienen o se derivan precisamente de este percepción de que aquello que poseemos nos será arrebatado. Si los seres humanos llegáramos a comprender que el mundo no nos pertenece en exclusividad, sino que más bien al contrario, nosotros pertenecemos al mundo... si nos percibimos como una parte de este mundo en lugar de como los dueños de él, podemos comenzar un cambio que nos permitirá sentirnos menos desdichados.
¿Qué es la felicidad? Creo que cada quien tendrá una manera de definirlo. Un amigo me dijo una vez que él era feliz cuando llegaba a su casa, saludaba a su mamá, a su hermana y sus sobrinos y se sentaban todos juntos a cenar pan bimbo frente a la tele sin ponerle atención porque no paraban de hablar o de reír o de hacer bromas. "Nada más el hecho de estar todos juntos, de que a la hora de acostarme los oyera a todos roncar en la casa y supiera que están allí, con eso basta para que me sienta calientito por dentro y me despierte con ganas en la mañana" me decía, palabras más, palabras menos.
Creo que eso más o menos lo dice. Tal vez La Felicidad sea la suma de todos esos momentos en los que nos sentimos calientitos por dentro sin que importe si el clima es horrible, si nos tenemos que parar temprano mañana, si se le debe al banco, si nos peleamos con el jefe, si hay mil cosas que hacer y poco tiempo... un momento tal vez breve en el que damos gracias a cualquier clase de ser supremo por el hecho de estar viviendo ése momento. Y sí, tal vez pasado el momento, las serotoninas y endorfinas se diluyan y la breve felicidad se vaya, y volvamos a la locura y la desesperación de siempre. Pero para esos tiempos, como nos recuerda el señor Dehesa, "decía Tomás Moro, todo es una cuestión de amor".


Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

sábado, 26 de julio de 2008

Septiembre, 2007

¡Bendito dolor delicioso!
Que corra mi sangre hasta la última gota
porque tú vives en ella.
¡Que no cese este dolor
para poder olvidarte!
¡Que deje de sentir como siento!
Desaparezca el odio que te tengo...
porque a mi amor te empeñas en matarlo.
Sí, odio;
como no puedo querete:
¡que sea odio!


Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Marzo, 2007

Mátenme, ojos verdes.
Mátenme, que ya estoy muerta.
Ya no hay niña (no veas una niña)
no hay mujer tampoco
sólo estoy yo
la que no para de pensar en dos ojos de esmeralda.
Ojos que me matan sin querer.
Ojos que quiero que me maten.
Ojos que muero por ver.
Ojos felinos que me hace bajar la mirada.
Ojos que anhelo ver,
pero que al verlos me matan.
¿Y qué me queda por hacer?
Morirme, ojos verdes.
Morir por los ojos verdes.
¡Mátenme, ojos verdes!


Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

lunes, 23 de junio de 2008

Y en algún punto del 2001 se me ocurrió esto:

La sutil destemplanza de una tarde marcera (apenas un ligero enfriamiento en el aire de ese día) sólo con eso bastó para sellar su suerte. Habían estado paseando por las calles amplias y vacías, habían hablado de todo y de nada, y tan grande era la expectación que no se habían dado siquiera la mano. Sabían lo que venía y ambos estaban a la vez emocionados y asustados. No hizo falta que él hiciera la pregunta ni que ella dijera 'sí', ambos lo sabían con sólo mirarse a los ojos. Y el ligero enfriamiento del aire la hizo estremecerse un poco, pero sólo un poco, de tal manera que el abrazo de él no sirvió tanto para protegerla del frío como para sellar el compromiso. Pero esa destemplada tarde pesaría más tarde sobre los recuerdos de él.

Le enfermó los pulmones, su invisible puñal le clavaron los cierzos en la espalda de cera. Aún así, sin querer teñir de tristeza su compromiso, la blanca prometida reía y sonreía. Es increíble hasta qué punto puede convencerte la fe (por más absurda que esta resulte), y ella tenía gran fe en el amor, estaba convencida de que, sin importar nada, sería su Esposa. ¡Pobre tonta niña ingenua! Mientras su fe en el amor crecía, su salud iba en declive, y ella trataba de convencerse de que él la curaría. Pasaba sus horas en los jardines escogiendo sus flores, aún si la fiebre era elevada o si al toser le dolía el pecho.

Y hela allí entre las rosas que ofreció Primavera cual friolentas primicias para su funeral. Después de desvanecerse entre los rosales ya no pudo levantarse. Su cuarto y su lecho se llenaron de margaritas y lirios para perfumar sus sueños, pero no se permitió que cortaran las rosas dado que se había decidido que éstas fueran designadas únicamente para la alcoba nupcial.

El ajuar de la novia terminado se hallaba, dado que ella había insistido en continuar con los preparativos, pero hasta el momento se había negado a ver a su prometido. Sólo lo vería, había dicho, hasta el día en que se fuera a convertir en su Esposa. Y el Esposo, impaciente, con febril anhelar, los minutos, las horas y los días contaba, esperando que ella por fin accediera a verlo, sin entender el porqué de tanto secreto y tanta reserva. Soñaba con ella como la había visto ésa tarde, la última vez (las mejillas arreboladas y los ojos chispeantes, las cálidas manos y toda esa frescura y candidez a flor de piel; el alma de una niña con la decisión y la ternura solícita de una mujer) Finalmente la espera fue insoportable y mandó avisar que iría a verla, así tuviese que escalar los muros y entrar por una ventana. El ajuar de la novia terminado se hallaba, cuando vino el Esposo que no sabe esperar. Ella comprendió, de cualquier modo, que él había de verla y que no se contentaría de otro modo. Y, por primera vez en un tiempo, una sonrisa (una verdadera sonrisa) afloró en sus labios. Sólo mandó solicitar al prometido que le permitiera preparase para recibirlo como era debido.

Cuando vino el Esposo que nos hiela el deleite, con la misma expectación con que después de una noche en vela se espera al Sol que sorprende a las vírgenes en la noche falaz y requiere las lámparas que no tienen aceite, ella lo esperaba en la habitación, sentada frente a la ventana, esperando entre las rosas que adornaban y perfumaban el cuarto, esperándolo a él, esperando ése momento cuando vino el Esposo que nos hiela el deleite y, aún ante una imagen tan triste, nos sella los labios con un beso de paz. Y ella, sentada entre las rosas con su vestido de novia, sonrió con ternura y valentía al enamorado, quien, asustado por la palidez de su rostro, cayó de rodillas frente a ella y, tratando de consolar una tristeza que sentía más él que ella, comenzó a recitar los votos matrimoniales.
Ella supo, no obstante, cuál era su sino y, tomándole la mano, sonrió de nuevo para inspirarle valor. 'Ahora somos esposos', le susurró cuando él se puso en pie y la rodeó con sus brazos. Ella sólo abrió la ventana para dejar entrar al Sol, y la voz queda de un ángel al oído le habló. La novia, a su vez, volvió la cara hacia su Esposo y dijo: 'No temas, será blando el camino, y tu beso de bodas el más dulce y divino de los besos de bodas'. Mientras él, reprimiendo su tristeza, sellaba sus labios con un triste beso. Ella miró largamente en sus ojos mientras la más dulce de las sonrisas se dibujaba en su blanco semblante.
Y sonriendo, murió.

Originalmente, la entrada decía '2002 o 2003', pero, revisando mis notas, me he dado cuenta de que en realidad debe ser de antes que eso, es decir, del 2001 (según recuerdo, lo escribí cuando estaba en segundo de secundaria)

Es todo, hasta luego.



Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

En algún punto del siglo XIX, Amado Nervo nos relató esto:

LA NOVIA

La sutil destemplanza de una tarde marcera
le enfermó los pulmones, su invisible puñal
le clavaron los cierzos en la espalda de cera,
y hela allí entre las rosas que ofreció Primavera
cual friolentas primicias para su funeral.

El ajuar de la novia terminado se hallaba,
y el Esposo, impaciente, con febril anhelar,
los minutos, las horas y los días contaba;
el ajuar de la novia terminado se hallaba
cuando vino el Esposo que no sabe esperar.

Cuando vino el Esposo que nos hiela el deleite,
que sorprende a las vírgenes en la noche falaz
y requiere las lámparas que no tienen aceite,
¡cuándo vino el Esposo que nos hiela el deleite
y nos sella los labios con un beso de paz!

Ella supo, no obstante, cuál era su sino,
la voz queda de un ángel al oído le habló
y dijo: "No temas, será blando el camino,
y tu beso de bodas, el más dulce y divino
de los besos de bodas."
......................................Y sonriendo, murió.

sábado, 21 de junio de 2008

Un Canto

Por la noche salió al llano y mirando hacia arriba la buscaba, pero por más que fijaba la vista, permanecía invisible para sus ojos. Continuó caminando así, internándose en la oscuridad, buscándola siempre. Esta vez, el bosque que tanto conocía había cambiado por completo, ahora una penumbra melancólica lo envolvía ¡Cuan diferente era de día! Con aquellos colores alegres, tan lleno de luz y color, que le sonreía... resultaba casi imposible reconocer el mismo bosque que ahora lo rodeaba de penumbra, sobrecogiéndolo en terror.
Llegó hasta los confines de un reino de sombras, y vencido por el cansancio, cayó en el suave letargo del sueño profundo. Y en ese sopor y delirio oyó una voz leve, como un susurro constante, que lo llamaba:
"Ven a mí, no perteneces más a estas sombras,
ven conmigo a la luz"
Sonaba el dulce murmullo, a veces firme como tormenta o suave como la brisa.
Él abrió sus ojos y vio con asombro que quien cantaba era un diminuto gatito de un blanco inmaculado.
- Pensé que eras una dama - dijo él.
- ¿Y por qué no será así? - dijo la dama que había sido gato.
- Eras tú, ¿verdad? - preguntó él, ansioso y sonriente.
A modo de respuesta, la dama le tomó la cara entre sus blancas manos y le besó la frente, él sintió cómo su resplandor dorado lo envolvía. Luego, la dama se puso en pie y, alzando la mano con ademán de despedida, se fue volando. Y él se quedó acostado, con una sonrisa en el rostro, sin levantarse ni abrir los ojos nunca más.
Por fin encontró lo que buscaba.
En gran medida, son galimatías sin sentido, como frases puestas juntas al azar. Lo escribí cuando tenía catorce años, después de una larga clase de Decoración de interiores (¿?) y un par de textos de John Lennon.


Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

miércoles, 18 de junio de 2008

¿Qué les viene a la mente si juntan éstas tres canciones?

SIN TI
(Tito Guízar)
Sin ti no podré vivir jamás,
y pensar que nunca más estarás junto a mí.
Sin ti qué me puede ya importar
si lo que me hace llorar está lejos de aquí.
Sin ti no hay clemencia en mi dolor,
la esperanza de mi amor te la llevas al fin.
Sin ti es inútil vivir
como inútil será
el quererte olvidar.

SABOR A MÍ
(Álvaro Carrillo)
Tanto tiempo disfrutamos de este amor,
nuestras almas se acercaron tanto así
que yo guardo tu sabor
pero tú llevas también sabor a mí.
Si negaras mi presencia en tu vivir
bastaría con abrazarte y conversar,
tanta vida yo te di
que por fuerza tienes ya sabor a mí.
No pretendo ser tu dueño,
no soy nada, yo no tengo vanidad,
de mi vida doy lo bueno,
soy tan pobre ¿qué otra cosa puedo dar?
Pasarán más de mil años, muchos más,
yo no sé si tenga amor la eternidad,
pero allá tal como aquí
en la boca llevarás sabor a mí.

LA GLORIA ERES TÚ
(José Antonio Méndez)
Eres mi bien lo que me tiene extasiado
¿por qué negar que estoy de ti enamorado?
De tu dulce alma que es toda sentimiento,
de esos ojazos negros de un raro fulgor
que me dominan e incitan al amor;
eres un encanto, eres mi ilusión.
Dios dice que la gloria está en el cielo,
que es de los mortales el consuelo al morir,
desmiento a Dios porque al tenerte yo en vida
no necesito ir al cielo tisú;
sí, alma mía la gloria eres tú.

miércoles, 4 de junio de 2008

Invocación

Ven a mis brazos, Muerte querida; róbate el calor de mi pecho, toma mi sangre entera y déjame morir tranquila.
Ven si quieres con tus espasmos, con tus agonías y tus lágrimas. Deja que mi aliento se congele y no sea más, permíteme tenderme inmóvil en esta tierra cálida y maternal; deja que lo último que vean mis ojos sean las estrellas y ese espejo que está a un día o dos de convertirse en luna llena.
Veo que te extraña este afán mío de invocarte. Sé que cuando muestras tus helados dedos, los demás te piden que les concedas más tiempo. Supongo que te extraña que yo te pida menos. Espero que no me pidas explicaciones y te des por bien servida si te aseguro que no me arrepentiré.
No busco gente de luto ni velas encendidas ni plañideros llantos falsos. Busco sólo la calma y la paz que traes cuando nos llevas.
Complace entonces, amiga mía, esta ansia suicida que me consume. Déjame perderme en esta oscuridad que, de todas maneras, me tiene muerta en vida.
No tengo miedo a los fantasmas ¿por qué temer a los muertos? Son mucho más peligrosos los vivos.
Ven entonces, Muerte amiga, y vámonos juntas a ese reino donde ya no se siente ni se sufre ni se anhela, donde todo -hasta uno mismo- se pierde en el dulce, dulce olvido.


Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

domingo, 1 de junio de 2008

Y yo humildemente le respondo

LAS SOMBRAS DETRÁS DE PABLO
(Cavilaciones ociosas a partir del poema Número 20 de Pablo Neruda)
Una habitación en penumbra. Los personajes –salvo PABLO- se hayan dispersos por el cuarto, todos vestidos de negro. PABLO (vestido de blanco o de manera normal) se encuentra al centro de la habitación, sentado con las rodillas encogidas y de espaldas al público. A su derecha se encuentran una mujer –INTI-, DUDA y el LÓGICO; a su izquierda están el POETA, HOMBRE y el ARTE.

INTI: Es tan corto el amor y tan largo el olvido…
DUDA: ¿Más largo el olvido que el amor?
POETA: Más largo el olvido que la misma vida.
ARTE: Habla poeta, escribe lo que nosotros no sabemos decir.

(PABLO se levanta y voltea hacia la audiencia. Durante toda la obra no desviará su mirada del frente o de la poesía que está recitando, como si apenas se diera cuenta de las sombras que lo rodean. El resto de los personajes lo cerca, formando una media luna a su alrededor. INTI queda inmediatamente a su derecha, ligeramente distanciada y frente a frente con el POETA, quien queda a la izquierda de PABLO; después de POETA está DUDA, mirando hacia el frente y luego viene ARTE, quien mira fijamente a PABLO. Del lado opuesto, queda al frente LÓGICO, dándole la espalda a PABLO; le sigue HOMBRE, quien se debate entre mirar a ARTE, a LÓGICO y a PABLO; finalmente está INTI)

PABLO (haciendo el ademán de sostener una hoja de papel entre las manos): Puedo escribir los versos más tristes esta noche. (Ligera pausa, las miradas de los demás van por un instante hacia él y luego vuelven a su lugar) Escribir por ejemplo: “La noche está estrellada y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.”
LÓGICO (mirando hacia el público, como para desacreditar a PABLO): Eso es ilógico, los astros no tiritan ¿cómo podrían? Son bolas de gas ardiendo. Y tampoco son azules, de hecho emiten una luz blanca.
DUDA (a LÓGICO): ¿Y las estrellas muertas? ¿Las enanas azules? Son astros fríos que se ven azules.
ARTE: No es Astrofísica, es Poesía. (DUDA fija su mirada en él) No escuchen con el cerebro, dejen que llegue más adentro, a lo más profundo de ustedes.
PABLO: El viento de la noche gira en el cielo y canta.
HOMBRE (dando un respingo): ¿Canta el viento?
POETA: Como tú o como yo.
LÓGICO: No es posible.
ARTE: Es poesía.
INTI: Todo es posible.
PABLO: Puedo escribir los versos más tristes esta noche. (A partir de aquí, INTI y POETA harán mímica siguiendo la poesía. Mientras PABLO lee los siguientes dos versos, POETA da tres o cuatro pasos hacia atrás e INTI va hacia él, quien le abre los brazos y la estrecha contra su pecho) Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como esta la tuve en mis brazos.

(Al interrumpirse la lectura, los amantes se quedan inmóviles como estatuas)

DUDA: ¿Por qué en noches como esta? ¿Qué tiene esta noche de diferente?
LÓGICO: Ésa es ciertamente la pregunta. Es lógico que las condiciones meteorológicas son distintas en cada noche, aunque las llegue a haber similares, no hay dos noches iguales: la humedad en el ambiente, la presión barométrica, la-
HOMBRE (interrumpiendo): Esta noche no parece distinta a otras.
INTI: Pero es distinta.
LÓGICO: Ya se están contradiciendo.
POETA (besando levemente la frente de INTI): En esta noche ella no está en sus brazos.

(Cuando PABLO retoma la lectura, INTI y POETA se ‘descongelan’)

PABLO: La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
INTI (suspirando): ¡Cuántos besos dados bajo el cielo…!
LÓGICO (interrumpiéndola): Infinito ha dicho él. Pero sólo porque no hemos podido llegar hasta sus límites no significa que no los tenga. Es inconcebible.
ARTE: En el mundo que estamos explorando, es la voz del poeta la que nos guía por el camino elegido, los límites no están establecidos.
HOMBRE: ¿Y este cielo tiene límites?
INTI (pasa una mano por los ojos de POETA): Nuestro cielo es infinito. (a PABLO) Continúa poeta.
PABLO: Ella me quiso, (aquí INTI y POETA se separan caminando de espaldas y vuelven a sus respectivos lugares) a veces yo también la quería.
INTI (aparte, en voz baja): ¿A veces…?
PABLO: Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. (INTI comienza a volverse lentamente de espaldas al POETA, mirando hacia el techo) Puedo escribir los versos más tristes esta noche. (POETA se acerca a INTI y le tiende los brazos, pero ella no voltea a verlo) Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. (INTI se aleja un par de pasos de POETA) Oír la noche inmensa…
PABLO Y POETA: …más inmensa sin ella.
LÓGICO (golpeando el suelo con el pie y volviéndose a ver a los demás): Bueno, eso sí me lo van a tener que explicar. ¿Cómo se puede oír la noche? ¿Por qué la llamas inmensa?
DUDA: ¿Y por qué no?
LÓGICO: Pues porque… porque… ¡no tiene lógica!
HOMBRE: Creo que sé de qué habla (los demás –salvo PABLO- se vuelven a verlo) El dolor por perderla… es por eso, ¿no? (mira a PABLO, quien no se da por enterado de su existencia) Quiero decir… (mira a ARTE, quien asiente apenas perceptiblemente) cuando hay un dolor muy grande no quieres moverte (se va encogiendo hasta quedar tendido en el suelo) te encoges y cierras los ojos. No quieres moverte ni hablar ni nada (cierra los ojos y se coloca en posición fetal) Pero no puedes evitar escuchar. Por más inmenso que sea el dolor siempre estás escuchando, no puedes cerrar los oídos. Y… aquí, tirado solo, todo parece inmenso; la noche me parece demasiado para mí solo. La noche es inmensa… sí, ahora entiendo de qué habla.

(Los demás guardan silencio un momento. PABLO baja la mirada como si escuchara algo a lo lejos. En silencio, LÓGICO se acerca a HOMBRE, que sigue en el suelo y comienza a incorporarlo)

DUDA: ¿Contesta eso tu pregunta?
LÓGICO (mientras levanta a HOMBRE): Contestó la de él (hace un gesto señalando con la cabeza a HOMBRE)
PABLO: Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Que importa que mi amor no pudiera guardarla.
INTI (aparte aún de espaldas a POETA): El amor nunca puede guardarnos, sólo nos ampara por algún tiempo. (se abraza a sí misma, protegiéndose el pecho) La noche ha caído como otras noches y tú no estás con ella.
PABLO Y POETA (POETA tiende las manos hacia INTI): La noche está estrellada y ella no está conmigo. (INTI baja la cabeza, aún abrazándose) Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
LÓGICO: ¿Quién canta?
DUDA: No lo sé.
HOMBRE: Es a lo lejos
INTI: ¡Es el viento!
LÓGICO: ¡El viento no canta!
ARTE: ¿Es ella?
DUDA: No lo sé.
HOMBRE: Es a lo lejos.
INTI: ¿No va a terminar este dolor?
PABLO: Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca.
POETA (bajando por fin los brazos que le tendía a INTI pero aún mirándola): Recuerdo otras noches en que estuvimos juntos (se acerca a PABLO, le pone una mano en el hombro y le dice casi al oído) Ahora somos fantasmas. No puedo acercarla ni aunque la encontrara, mi mirada se pierde en esa noche inmensa (a HOMBRE) En esta noche que tú ya describiste.

(HOMBRE asiente y le da una ligera palmada en la espalda a PABLO pero retira la mano rápidamente, como si el contacto quemara)

PABLO (comienzan a temblarle las manos): Mi corazón la busca y ella no está conmigo.
LÓGICO (a DUDA): El corazón es un órgano, sólo bombea sangre, es lo único que hace. No sale a buscar novias perdidas.
ARTE (a LÓGICO): Seguramente hasta tú sabes a qué se refiere un poeta cuando habla de su corazón ¿o no?

(LÓGICO balbucea pero no sabe qué contestar y vuelve a su posición enojado, cruzando los brazos)

PABLO: La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. (LÓGICO parece querer interrumpirlo, pero ARTE le indica que espere) Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. (levanta apenas la cabeza y mira fijamente al frente pero con la mirada perdida) Ya no la quiero, (INTI baja los brazos por fin y lo mira triste y ofendida) es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
INTI: ¿Para cantar con el viento?
POETA: Para cantarle al oído.

(Mientras PABLO sigue leyendo, INTI se acerca a él y lo rodea por enfrente, hasta colocarse al lado de POETA de manera que éste quede entre PABLO e INTI. POETA suelta el hombro de PABLO -que no ha soltado desde que se acercó- y se vuelve para quedar frente a frente con INTI)

PABLO: De otro, será de otro. Como antes de mis besos. (cierra los ojos, recordando) Su voz, (POETA le pasa a INTI una mano por el cabello) su cuerpo claro, (rodea su cintura con el otro brazo) sus ojos infinitos (baja la otra mano del cabello hacia la cara. PABLO hace una pausa y POETA e INTI se abrazan como si fueran a besarse) Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. (POETA e INTI rompen el abrazo pero aún se toman de ambas manos, mirándose fijamente a los ojos) Es tan corto el amor y tan largo el olvido.
POETA E INTI: Sí, es tan corto el amor y tan largo el olvido.
LÓGICO: ¡Basta! No soporto más. Hablen coherentemente o dejen de hablar.
ARTE: Escucha incoherentemente o deja de escuchar. Tu lógica no es requerida en esta función.
DUDA: Poeta, di ¿por qué es tan largo el olvido?
HOMBRE: ¿Por qué es que hacemos corto el amor?
INTI (sin romper el contacto visual): Porque no podemos acostumbrarnos al amor. Hay que sacrificar un pequeño trozo de vida para dejar entrar al otro. Somos demasiado egoístas para permitirnos eso.
POETA: ¿Por qué se hace tan largo el olvido? ¿Por qué el dolor te congela el corazón?
PABLO: Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos…
INTI (separándose por fin de POETA, quien le besa una mano): Porque en noches como esta estuvimos en los brazos del otro.
PABLO: ...mi alma no se contenta con haberla perdido.

(INTI le da la espalda a POETA y sale por la izquierda, del lado de ARTE, quien la sigue con la mirada. Después de un instante, todas las miradas vuelven a fijarse en PABLO, quien mira fijamente las hojas que se supone que ha escrito. Comienzan a temblarle las manos, parece que fuera a llorar y cuando habla, lo hace con la voz quebrada)

PABLO: Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, (rompe las hojas imaginarias) y estos (levanta las manos para mostrar las imaginarias hojas rasgadas) sean los últimos versos que le escribo.

(Tira las hojas al suelo y camina hacia el fondo, donde vuelve a adoptar su postura original solo que esta vez se estremece a causa de los sollozos. ARTE y POETA recogen las hojas rotas, mientras los demás se voltean y salen)


Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Alguna vez dijo Pablo Neruda...

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos"

El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como esta la tuve entre mis brazos.

La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.

Cómo no haber amado sus grandes ojos fijo.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.

Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.

La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.

Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.

Mi corazón la busca y ella no está conmigo.
La misma noche me hace blanquear los mismos árboles.

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuanto la quise.

Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.

Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.

Es tan corto el amor y tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque este sea el último dolor que ella me causa
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

viernes, 2 de mayo de 2008

Amanecí entre tus brazos

Al despertarme el día de hoy, por apenas un segundo, sentí que estabas conmigo. Sentí que mi cabeza descansaba sobre tu pecho, que tus brazos rodeaban mis hombros y mi cintura, que mis piernas se entrelazaban con las tuyas; percibí el ritmo de tu respiración, el sonido de tu risa queda, el calor de tus manos jugando con mi cabello, tu dulce aliento sobre mi cara... tal vez sonará exagerado, pero incluso percibí tu olor claramente, no como las vagas evocaciones conjuradas por los sueños, sino clara y perfectamente aquí a mi lado.

Ya sé que parece locura, pero por un segundo apenas (como si te hubieras escondido en el mínimo instante que me tomó abrir los ojos) estuve positivamente segura de que estabas conmigo.

Y, a riesgo de parecer perezosa (que sí lo soy, para qué mentir) no puedo esperar el momento de volver a dormir para que, en ése breve momento que le toma a la mente darse cuenta de que se está despierto, pueda quizá sentirte junto a mí.

miércoles, 30 de abril de 2008

Original en Español

Siento un cosquilleo en el cuello
y me doy cuenta de que mi piel extraña tus labios
y ésa sensación de cuando besas
mi mano izquierda y mi hombro y mi cuello
y mis mejillas y mi frente
y mis senos
con ésa boca tuya que sabe hacerse extrañar

Siento que me arde la piel
ahí donde tus manos han estado y ya no están
en mis brazos
mi cintura mi cara
mi vientre mis muslos mi espalda
allí donde mi piel extraña el roce de tus dedos
allí donde has marcado a fuego tus huellas

Siento un vacío en los oídos
porque les falta tu voz tu risa tus susurros
tus te-amo que me roban el aliento
Siento un vacío en los ojos
porque les falta el brillo de los tuyos
y tu sonrisa y tu forma de mirarme


que me haces falta
que mi aliento tiene sed de tu aliento
y que mi cuerpo extraña tu cuerpo
- con locura dulce y casi dolorosa -
que voy a seguirte extrañando
hasta que el mundo caiga en su lugar
y mis labios encuentren tu boca
y tus brazos mi cuerpo
y mis ojos los tuyos
para entonces volver a perdernos
el uno dentro del otro.

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

miércoles, 23 de abril de 2008

SILENCIO

11: 54 p.m.
Viajo sola en la carretera. No se oye ni un sonido.
El silencio me vuelve loca, no lo soporto Estoy tan acostumbrada al ruido que el silencio me produce una inmensa sensación de vacío.
Prendo la radio en busca de un poco de ruido. Nada, sólo interferencias. ¿Qué hacer? ¿Cómo llenar éste vacío?
Se me ocurre tararear una canción. Al principio funciona, pero después de un rato no acude ninguna a mis labios. Y de nuevo quedo en silencio.
Tamborileo el volante con los dedos y no funciona. Abro la ventana pero en esta noche no se escucha ni el silbido del viento. Hasta los grillos se han olvidado de cantar.
Incluso el maldito motor va silencioso, como si todo el mundo se hubiera confabulado para negarme el sonido. Es imposible intentar con el claxon: nunca ha servido.
Es entonces cuando llega la idea. Veo la solución. ¡Claro! ¿Cómo es posible que no lo viera antes? ¡Es tan simple!
Llevo una pistola en la guantera. Al abrirla no hace ruido. No importa, ya encontré la solución al silencio.
Me detengo a la orilla de la carretera. Cuando corto cartucho se oye un ¡clic! Por fin un poco de ruido. Me la acerco a la sien. Así, cuando se oiga la explosión podré escucharla bien. Bueno, uno… dos… tres… ¡Clic! ¡Bang!
12:00 a.m.

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

miércoles, 5 de marzo de 2008

...


Mi primer ensayo en Investigación con el compañedo Maciel. No es que esté
orgullosa de él, pero hace un rato que no subo, hay que desquitar el espacio
virtual.


1. Explica desde tus propias palabras qué es la vida y qué te representa como joven universitario.

Un cuento por un idiota contado, sin sentido ni razón y sin ningún significado.
W. Shakespeare MacBeth


¿Qué es la vida? ¿Acaso hay una respuesta a esta pregunta? Yo no creo tenerla. Generalmente, cuando me paro a pensar en eso, me digo que es la clase de cosas que sólo se comprenden cuando uno muere… si acaso se comprende. A veces me digo también que cuando me pongo a pensar en la vida inevitablemente pienso en la muerte y es más bien… deprimente; entonces me digo que no quiero pensar en eso, que para qué pensar en eso, que ¡por amor de Diosa[1]! Tengo diecinueve años, que si me llega la muerte ahora apenas y empiezo a conocer lo que es la vida, por lo que en realidad no me dolería dejarla… o tal vez sí.


Pero, dado que esta respuesta me parece incompleta después de leerla y releerla, me vuelvo a preguntar ¿qué es la vida? ¿Es una clase de aliento? ¿Es abrir los ojos en la mañana y respirar y pensar ‘no me quiero levantar’ y de todas maneras levantarme? Puede ser ¿Es estar recostado en la noche y ver pasar frente a tus ojos las imágenes del día, escuchar las palabras, oler a las personas e irse perdiendo en los recuerdos hasta que por fin gana el sueño? También puede ser ¿Qué más?

¿Qué es mi vida? Me respondo que no lo sé. Una serie de actividades que a veces tengo que hacer y que a veces quiero hacer… Una clase de dos horas, otra clase de dos horas, ir a mi casa, dormirme en el camión, hacer la tarea (cuando la hago), ensayar para la siguiente función. Qué triste, ¿no? Reducir una existencia a una lista de labores.

El asunto es que me parece difícil describir mi vida simplemente en palabras… qué tan sencillo es poner en palabras algo que apenas puedes concebir. ¿Cómo defines la vida cuando es lo único que conoces? ¿O acaso alguien recuerda lo que fue antes de vivir? ¿Acaso alguien sabe lo que pasa después? (Bueno, aunque lo supiera es difícil darlo a conocer) Sin parámetros con qué comparar, ¿cómo definirla, cómo mesurarla? Creo que en realidad no he dado ninguna respuesta.


[1] Sí, sé que dice Diosa, y es totalmente deliberado.

jueves, 28 de febrero de 2008

A propósito de Truman Capote

Al sur del Distrito Federal, específicamente en la delegación Tlalpan, se encuentra la Colonia Toriello Guerra, y en el número 186 de la calle Cuitláhuac se encuentra la casa que hasta el año 2002 ocupó la familia integrada por el matrimonio de Ricardo Narezo Benavides (50) y Diana Loyola Bautista (46), y sus hijos Ricardo (20), Andrea (13) y Diana (10). En la casa trabajaban como empleadas domésticas Cecilia de los Ángeles Pacheco (17) y Margarita Cortés (25).
La noche del 15 de noviembre de ese año llegaron a la casa de la familia Narezo Loyola dos individuos. Las versiones difieren en este punto: una dice que ambos llevaban la cara cubierta con máscara de luchador, la otra dice que sólo uno de los atacantes; el hecho es que dos hombres entraron a la casa. Cinco horas y media después de haber ingresado a la vivienda de los Narezo Loyola ambos delincuentes la abandonaron en un automóvil robado a la familia, llevando consigo tarjetas de crédito, dinero en efectivo y la factura "endosada" del coche para poder venderlo. Dentro de la casa quedaron los cuerpos de los cinco integrantes de la familia y las dos empleadas domésticas.
El joven Juan Pablo Quintana, a quien los victimarios creyeron muerto, sobrevivió al disparo que recibió en la cabeza. Varias horas más tarde, mal herido, el joven logró salir de la casa y pedir ayuda. Su declaración ayudó a identificar a uno de los criminales: Orlando Magaña, quien vivía en la misma calle que la familia asesinada.
La búsqueda de Magaña ocupó la atención de la policía y de los medios durante los días que siguieron, hasta su aprehensión el sábado 30 de noviembre de ese año. Tras su detención, Magaña declaró que su cómplice era un sujeto de entre 23 y 24 años llamado Jorge Esteban o Esteva. Tras tomar la declaración de Magaña, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal reconstruyó la noche del multi-homicidio de la siguiente manera:
“Magaña Dorantes y Esteban o Esteva llegaron a la casa de los Narezo a las siete de la noche del 15 de noviembre con la intención de robar, ya que suponían que sólo se encontraban las dos trabajadoras domésticas. Jorge tocó el timbre de la casa y como las muchachas lo conocían le abrieron la puerta, pues les dijo que iba a entregar unas refacciones al señor Narezo Benavides; pero con él entró Magaña Dorantes, quien se cubrió la cabeza con una máscara de luchador.
Iban a sacar lo que querían y se retiraban, pero finalmente no se pudo porque llegaron más ocupantes de la casa y (Magaña Dorantes) se ve descubierto cuando alguien de la familia (Ricardo Narezo Loyola, hijo mayor de la familia y amigo suyo desde hacía diez años) le quita la máscara y le dice: Orlando, ¿qué haces aquí?
Frustrados sus planes originales, los ladrones sometieron al joven Ricardo, a sus padres y a su hermana Diana, de diez años, a las dos empleadas y al amigo de Ricardo, Juan Pablo Quintana -sobreviviente del crimen-, pero como faltaba la otra hija de la familia, Andrea; decidieron que uno de los dos la recogería de la casa que visitaba junto con su hermano mayor. Todo para evitar más testigos, pues Andrea regresaría a su casa con dos amigas más y evidentemente iban a percibir que algo sucedía en la casa” (La Jornada. Lunes 2 de diciembre de 2002)
Una vez que Magaña y su cómplice sometieron a la familia, obligaron al padre a que les entregara la factura del automóvil, misma que el señor Narezo Benavides tuvo que ir a buscar a un taller mecánico que tenía en la colonia Insurgentes Mixcoac. Con la factura en su poder, los ladrones decidieron asesinar a los testigos.
“Antes de la medianoche, habían sido asesinados Ricardo Narezo Benavides y su esposa Diana Loyola Bautista, así como sus hijos Ricardo Jesús, Andrea y Diana Narezo Loyola. También fueron victimadas Cecilia de los Ángeles Pacheco y Margarita Cortés, que trabajaban con la familia” (La Crónica. 14 de noviembre de 2004)
Trascendió que Magaña Dorantes fue detenido en Iztapalapa donde permanecía escondido en casa de un pariente y pretendía salir a Morelos, estado al que viajó días después del crimen. En cuanto a su cómplice, hasta la fecha no se sabe con certeza qué fue de él. A comienzos de 2003 se informó que Esteva podía haber sido asesinado por Magaña y que su cadáver había sido localizado, calcinado, en Amecameca. Sin embargo no se podía asegurar que los rasgos del retrato hablado que proporcionó Juan Pablo Quintana fueran los de ese cuerpo. Se comparó el ADN del cadáver con el que se identificó en una colilla de cigarro encontrada en la casa de la familia Narezo pero los resultados fueron negativos.

lunes, 21 de enero de 2008

Sangre en la Luna

Dicen que cuando la luna se ve roja al salir, alguien va a morir esa noche. No es que yo lo creyera, en realidad me es difícil creer en muchas cosas. Por eso me reí tan cínicamente aquella vez que, tomando un café, Serena me dijo casualmente mientras miraba el cielo:
“Dicen que cuando la luna se ve roja al salir es porque alguien va a morir esa noche.”
Al principio no lo tomé en serio, pero al ver que ella parecía esperar una respuesta, no pude evitar soltar la carcajada. Es obvio que no era la reacción que esperaba: sus mejillas se colorearon de enojo y estuvo a punto de vaciarme el café caliente encima, pero mi teléfono sonó y se contuvo para poder gritarme a su antojo cuando colgara. No llegó a hacerlo, y su enojo se desvaneció al ver la expresión de mi cara; la llamada era de mi secretaria, mi socio se había accidentado; estaba estable pero decidí ir al hospital. Me levanté para irme y alcancé a escuchar la voz de Serena:
“En realidad yo no lo sé... eso dicen.”
Al llegar al hospital las noticias eran tranquilizadoras, él parecía estar bien pero lo iban a tener al menos toda la noche en observación. No había nada qué hacer ahí y decidí irme a casa, pero en la puerta de hospital me detuve unos segundos y no pude resistirme el mirar hacia el cielo, hacia la luna que ahora brillaba plateada sobre la ciudad. A pesar de lo que los médicos habían dicho, no pude evitar un escalofrío al pensar en las palabras de Serena. Esa extraña sensación estuvo conmigo en el camino a mi casa, aún cuando me acosté por fin a dormir... sólo para despertar un par de horas después por el timbre del teléfono: mi socio acababa de morir. No supe ni qué contesté en ése momento, sólo recuerdo que pasé el resto de la noche, hasta el amanecer, junto a la ventana, mirando la luna roja a través del cristal.

Un par de años después, Serena y yo salíamos de un restaurante. Mientras buscaba algo en su bolsa, Serena volteó hacia el cielo y, en un tono casual, dijo:
“Dicen que cuando la luna se ve roja al salir es porque alguien va a morir esa noche.”
No sé porqué lo dijo en ese momento, y con las mismas palabras que la primera vez, pero en esta ocasión no me causaron gracia en absoluto. Miré hacia arriba: la luna brillaba roja por entre las negras nubes, un efecto un tanto escalofriante. Claro, yo había aceptado (más bien me había convencido) que la muerte de mi socio un par de años atrás había sido sólo una coincidencia, aunque una muy desagradable; cosas que pasan. Pero esta vez, aún por irracional que sonara, las mismas palabras a la luz de la luna roja me llenaron de un temor inexplicable. Supongo que Serena lo notó, porque se apresuró a decir:
“Perdón, no quería asustarte pero, bueno, es que eso dicen.”
Pasé las horas más interminables de mi vida, pensando que la última vez alguien sí había muerto, pero conforme pasaban las horas y la luna comenzó a alzarse brillante y plateada sobre la ciudad, el temor se fue desvaneciendo... hasta que llegué a mi casa. Había toda una multitud de curiosos en torno a la puerta y, al acercarme, un policía preguntó si era mi casa. Sentí que me faltaba el aliento, así que sólo asentí. “¿Mi esposo?” alcancé a preguntar en un murmullo. El policía no contestó, pero me abrió camino hacia el interior de la casa, hasta que un paramédico se acercó y, sin mirarme a los ojos, dijo: “Hicimos lo que pudimos. Lo siento.” El resto es una escena borrosa. Recuerdo que regresé al jardín y pasé un momento (o pudieron haber sido horas) mirando la roja luna que brillaba en el cielo.

Después del funeral llevé a Serena a su casa. Mis nervios no habían estado muy bien, pero esa noche me sentí extrañamente en calma, como si todo a mi alrededor fuera una película a la que yo sólo asistía como público. El viento soplaba húmedo y frío, y la noche era oscura por las pesadas nubes que cubrían el cielo.
“¡Qué nochecita!” comenté roncamente al llegar frente a la casa de Serena. Ella volteó al cielo y dijo:
“Sí, ni siquiera ha asomado la luna. ¿Sabes? Dicen que cuando la luna se ve roja al salir...”
“...alguien va a morir esa noche.” completé. Algo en mi voz debió alarmarla, pues volteó a verme con los ojos desencajados y la cara pálida, pero antes de que pudiera reaccionar, ya me había bajado del carro. Abrí la puerta y la saqué a jalones, la llevé hasta su casa como pude (no recuerdo muy bien todo lo que hice) y, una vez adentro, la maté. Salí de mi casa con calma, con el mismo sentimiento de irrealidad que tenía cuando llegué. Lanzando una última mirada al cadáver de Serena, dije:
“Yo, en realidad, no lo creo, pero eso dicen.” Y volteé hacia el cielo, observando cómo la luna, que acababa de salir de atrás de una nube, se iba tiñendo del rojo color de la sangre.


Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.