miércoles, 30 de abril de 2008

Original en Español

Siento un cosquilleo en el cuello
y me doy cuenta de que mi piel extraña tus labios
y ésa sensación de cuando besas
mi mano izquierda y mi hombro y mi cuello
y mis mejillas y mi frente
y mis senos
con ésa boca tuya que sabe hacerse extrañar

Siento que me arde la piel
ahí donde tus manos han estado y ya no están
en mis brazos
mi cintura mi cara
mi vientre mis muslos mi espalda
allí donde mi piel extraña el roce de tus dedos
allí donde has marcado a fuego tus huellas

Siento un vacío en los oídos
porque les falta tu voz tu risa tus susurros
tus te-amo que me roban el aliento
Siento un vacío en los ojos
porque les falta el brillo de los tuyos
y tu sonrisa y tu forma de mirarme


que me haces falta
que mi aliento tiene sed de tu aliento
y que mi cuerpo extraña tu cuerpo
- con locura dulce y casi dolorosa -
que voy a seguirte extrañando
hasta que el mundo caiga en su lugar
y mis labios encuentren tu boca
y tus brazos mi cuerpo
y mis ojos los tuyos
para entonces volver a perdernos
el uno dentro del otro.

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miércoles, 23 de abril de 2008

SILENCIO

11: 54 p.m.
Viajo sola en la carretera. No se oye ni un sonido.
El silencio me vuelve loca, no lo soporto Estoy tan acostumbrada al ruido que el silencio me produce una inmensa sensación de vacío.
Prendo la radio en busca de un poco de ruido. Nada, sólo interferencias. ¿Qué hacer? ¿Cómo llenar éste vacío?
Se me ocurre tararear una canción. Al principio funciona, pero después de un rato no acude ninguna a mis labios. Y de nuevo quedo en silencio.
Tamborileo el volante con los dedos y no funciona. Abro la ventana pero en esta noche no se escucha ni el silbido del viento. Hasta los grillos se han olvidado de cantar.
Incluso el maldito motor va silencioso, como si todo el mundo se hubiera confabulado para negarme el sonido. Es imposible intentar con el claxon: nunca ha servido.
Es entonces cuando llega la idea. Veo la solución. ¡Claro! ¿Cómo es posible que no lo viera antes? ¡Es tan simple!
Llevo una pistola en la guantera. Al abrirla no hace ruido. No importa, ya encontré la solución al silencio.
Me detengo a la orilla de la carretera. Cuando corto cartucho se oye un ¡clic! Por fin un poco de ruido. Me la acerco a la sien. Así, cuando se oiga la explosión podré escucharla bien. Bueno, uno… dos… tres… ¡Clic! ¡Bang!
12:00 a.m.

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