lunes, 23 de junio de 2008

Y en algún punto del 2001 se me ocurrió esto:

La sutil destemplanza de una tarde marcera (apenas un ligero enfriamiento en el aire de ese día) sólo con eso bastó para sellar su suerte. Habían estado paseando por las calles amplias y vacías, habían hablado de todo y de nada, y tan grande era la expectación que no se habían dado siquiera la mano. Sabían lo que venía y ambos estaban a la vez emocionados y asustados. No hizo falta que él hiciera la pregunta ni que ella dijera 'sí', ambos lo sabían con sólo mirarse a los ojos. Y el ligero enfriamiento del aire la hizo estremecerse un poco, pero sólo un poco, de tal manera que el abrazo de él no sirvió tanto para protegerla del frío como para sellar el compromiso. Pero esa destemplada tarde pesaría más tarde sobre los recuerdos de él.

Le enfermó los pulmones, su invisible puñal le clavaron los cierzos en la espalda de cera. Aún así, sin querer teñir de tristeza su compromiso, la blanca prometida reía y sonreía. Es increíble hasta qué punto puede convencerte la fe (por más absurda que esta resulte), y ella tenía gran fe en el amor, estaba convencida de que, sin importar nada, sería su Esposa. ¡Pobre tonta niña ingenua! Mientras su fe en el amor crecía, su salud iba en declive, y ella trataba de convencerse de que él la curaría. Pasaba sus horas en los jardines escogiendo sus flores, aún si la fiebre era elevada o si al toser le dolía el pecho.

Y hela allí entre las rosas que ofreció Primavera cual friolentas primicias para su funeral. Después de desvanecerse entre los rosales ya no pudo levantarse. Su cuarto y su lecho se llenaron de margaritas y lirios para perfumar sus sueños, pero no se permitió que cortaran las rosas dado que se había decidido que éstas fueran designadas únicamente para la alcoba nupcial.

El ajuar de la novia terminado se hallaba, dado que ella había insistido en continuar con los preparativos, pero hasta el momento se había negado a ver a su prometido. Sólo lo vería, había dicho, hasta el día en que se fuera a convertir en su Esposa. Y el Esposo, impaciente, con febril anhelar, los minutos, las horas y los días contaba, esperando que ella por fin accediera a verlo, sin entender el porqué de tanto secreto y tanta reserva. Soñaba con ella como la había visto ésa tarde, la última vez (las mejillas arreboladas y los ojos chispeantes, las cálidas manos y toda esa frescura y candidez a flor de piel; el alma de una niña con la decisión y la ternura solícita de una mujer) Finalmente la espera fue insoportable y mandó avisar que iría a verla, así tuviese que escalar los muros y entrar por una ventana. El ajuar de la novia terminado se hallaba, cuando vino el Esposo que no sabe esperar. Ella comprendió, de cualquier modo, que él había de verla y que no se contentaría de otro modo. Y, por primera vez en un tiempo, una sonrisa (una verdadera sonrisa) afloró en sus labios. Sólo mandó solicitar al prometido que le permitiera preparase para recibirlo como era debido.

Cuando vino el Esposo que nos hiela el deleite, con la misma expectación con que después de una noche en vela se espera al Sol que sorprende a las vírgenes en la noche falaz y requiere las lámparas que no tienen aceite, ella lo esperaba en la habitación, sentada frente a la ventana, esperando entre las rosas que adornaban y perfumaban el cuarto, esperándolo a él, esperando ése momento cuando vino el Esposo que nos hiela el deleite y, aún ante una imagen tan triste, nos sella los labios con un beso de paz. Y ella, sentada entre las rosas con su vestido de novia, sonrió con ternura y valentía al enamorado, quien, asustado por la palidez de su rostro, cayó de rodillas frente a ella y, tratando de consolar una tristeza que sentía más él que ella, comenzó a recitar los votos matrimoniales.
Ella supo, no obstante, cuál era su sino y, tomándole la mano, sonrió de nuevo para inspirarle valor. 'Ahora somos esposos', le susurró cuando él se puso en pie y la rodeó con sus brazos. Ella sólo abrió la ventana para dejar entrar al Sol, y la voz queda de un ángel al oído le habló. La novia, a su vez, volvió la cara hacia su Esposo y dijo: 'No temas, será blando el camino, y tu beso de bodas el más dulce y divino de los besos de bodas'. Mientras él, reprimiendo su tristeza, sellaba sus labios con un triste beso. Ella miró largamente en sus ojos mientras la más dulce de las sonrisas se dibujaba en su blanco semblante.
Y sonriendo, murió.

Originalmente, la entrada decía '2002 o 2003', pero, revisando mis notas, me he dado cuenta de que en realidad debe ser de antes que eso, es decir, del 2001 (según recuerdo, lo escribí cuando estaba en segundo de secundaria)

Es todo, hasta luego.



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En algún punto del siglo XIX, Amado Nervo nos relató esto:

LA NOVIA

La sutil destemplanza de una tarde marcera
le enfermó los pulmones, su invisible puñal
le clavaron los cierzos en la espalda de cera,
y hela allí entre las rosas que ofreció Primavera
cual friolentas primicias para su funeral.

El ajuar de la novia terminado se hallaba,
y el Esposo, impaciente, con febril anhelar,
los minutos, las horas y los días contaba;
el ajuar de la novia terminado se hallaba
cuando vino el Esposo que no sabe esperar.

Cuando vino el Esposo que nos hiela el deleite,
que sorprende a las vírgenes en la noche falaz
y requiere las lámparas que no tienen aceite,
¡cuándo vino el Esposo que nos hiela el deleite
y nos sella los labios con un beso de paz!

Ella supo, no obstante, cuál era su sino,
la voz queda de un ángel al oído le habló
y dijo: "No temas, será blando el camino,
y tu beso de bodas, el más dulce y divino
de los besos de bodas."
......................................Y sonriendo, murió.

sábado, 21 de junio de 2008

Un Canto

Por la noche salió al llano y mirando hacia arriba la buscaba, pero por más que fijaba la vista, permanecía invisible para sus ojos. Continuó caminando así, internándose en la oscuridad, buscándola siempre. Esta vez, el bosque que tanto conocía había cambiado por completo, ahora una penumbra melancólica lo envolvía ¡Cuan diferente era de día! Con aquellos colores alegres, tan lleno de luz y color, que le sonreía... resultaba casi imposible reconocer el mismo bosque que ahora lo rodeaba de penumbra, sobrecogiéndolo en terror.
Llegó hasta los confines de un reino de sombras, y vencido por el cansancio, cayó en el suave letargo del sueño profundo. Y en ese sopor y delirio oyó una voz leve, como un susurro constante, que lo llamaba:
"Ven a mí, no perteneces más a estas sombras,
ven conmigo a la luz"
Sonaba el dulce murmullo, a veces firme como tormenta o suave como la brisa.
Él abrió sus ojos y vio con asombro que quien cantaba era un diminuto gatito de un blanco inmaculado.
- Pensé que eras una dama - dijo él.
- ¿Y por qué no será así? - dijo la dama que había sido gato.
- Eras tú, ¿verdad? - preguntó él, ansioso y sonriente.
A modo de respuesta, la dama le tomó la cara entre sus blancas manos y le besó la frente, él sintió cómo su resplandor dorado lo envolvía. Luego, la dama se puso en pie y, alzando la mano con ademán de despedida, se fue volando. Y él se quedó acostado, con una sonrisa en el rostro, sin levantarse ni abrir los ojos nunca más.
Por fin encontró lo que buscaba.
En gran medida, son galimatías sin sentido, como frases puestas juntas al azar. Lo escribí cuando tenía catorce años, después de una larga clase de Decoración de interiores (¿?) y un par de textos de John Lennon.


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miércoles, 18 de junio de 2008

¿Qué les viene a la mente si juntan éstas tres canciones?

SIN TI
(Tito Guízar)
Sin ti no podré vivir jamás,
y pensar que nunca más estarás junto a mí.
Sin ti qué me puede ya importar
si lo que me hace llorar está lejos de aquí.
Sin ti no hay clemencia en mi dolor,
la esperanza de mi amor te la llevas al fin.
Sin ti es inútil vivir
como inútil será
el quererte olvidar.

SABOR A MÍ
(Álvaro Carrillo)
Tanto tiempo disfrutamos de este amor,
nuestras almas se acercaron tanto así
que yo guardo tu sabor
pero tú llevas también sabor a mí.
Si negaras mi presencia en tu vivir
bastaría con abrazarte y conversar,
tanta vida yo te di
que por fuerza tienes ya sabor a mí.
No pretendo ser tu dueño,
no soy nada, yo no tengo vanidad,
de mi vida doy lo bueno,
soy tan pobre ¿qué otra cosa puedo dar?
Pasarán más de mil años, muchos más,
yo no sé si tenga amor la eternidad,
pero allá tal como aquí
en la boca llevarás sabor a mí.

LA GLORIA ERES TÚ
(José Antonio Méndez)
Eres mi bien lo que me tiene extasiado
¿por qué negar que estoy de ti enamorado?
De tu dulce alma que es toda sentimiento,
de esos ojazos negros de un raro fulgor
que me dominan e incitan al amor;
eres un encanto, eres mi ilusión.
Dios dice que la gloria está en el cielo,
que es de los mortales el consuelo al morir,
desmiento a Dios porque al tenerte yo en vida
no necesito ir al cielo tisú;
sí, alma mía la gloria eres tú.

miércoles, 4 de junio de 2008

Invocación

Ven a mis brazos, Muerte querida; róbate el calor de mi pecho, toma mi sangre entera y déjame morir tranquila.
Ven si quieres con tus espasmos, con tus agonías y tus lágrimas. Deja que mi aliento se congele y no sea más, permíteme tenderme inmóvil en esta tierra cálida y maternal; deja que lo último que vean mis ojos sean las estrellas y ese espejo que está a un día o dos de convertirse en luna llena.
Veo que te extraña este afán mío de invocarte. Sé que cuando muestras tus helados dedos, los demás te piden que les concedas más tiempo. Supongo que te extraña que yo te pida menos. Espero que no me pidas explicaciones y te des por bien servida si te aseguro que no me arrepentiré.
No busco gente de luto ni velas encendidas ni plañideros llantos falsos. Busco sólo la calma y la paz que traes cuando nos llevas.
Complace entonces, amiga mía, esta ansia suicida que me consume. Déjame perderme en esta oscuridad que, de todas maneras, me tiene muerta en vida.
No tengo miedo a los fantasmas ¿por qué temer a los muertos? Son mucho más peligrosos los vivos.
Ven entonces, Muerte amiga, y vámonos juntas a ese reino donde ya no se siente ni se sufre ni se anhela, donde todo -hasta uno mismo- se pierde en el dulce, dulce olvido.


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domingo, 1 de junio de 2008

Y yo humildemente le respondo

LAS SOMBRAS DETRÁS DE PABLO
(Cavilaciones ociosas a partir del poema Número 20 de Pablo Neruda)
Una habitación en penumbra. Los personajes –salvo PABLO- se hayan dispersos por el cuarto, todos vestidos de negro. PABLO (vestido de blanco o de manera normal) se encuentra al centro de la habitación, sentado con las rodillas encogidas y de espaldas al público. A su derecha se encuentran una mujer –INTI-, DUDA y el LÓGICO; a su izquierda están el POETA, HOMBRE y el ARTE.

INTI: Es tan corto el amor y tan largo el olvido…
DUDA: ¿Más largo el olvido que el amor?
POETA: Más largo el olvido que la misma vida.
ARTE: Habla poeta, escribe lo que nosotros no sabemos decir.

(PABLO se levanta y voltea hacia la audiencia. Durante toda la obra no desviará su mirada del frente o de la poesía que está recitando, como si apenas se diera cuenta de las sombras que lo rodean. El resto de los personajes lo cerca, formando una media luna a su alrededor. INTI queda inmediatamente a su derecha, ligeramente distanciada y frente a frente con el POETA, quien queda a la izquierda de PABLO; después de POETA está DUDA, mirando hacia el frente y luego viene ARTE, quien mira fijamente a PABLO. Del lado opuesto, queda al frente LÓGICO, dándole la espalda a PABLO; le sigue HOMBRE, quien se debate entre mirar a ARTE, a LÓGICO y a PABLO; finalmente está INTI)

PABLO (haciendo el ademán de sostener una hoja de papel entre las manos): Puedo escribir los versos más tristes esta noche. (Ligera pausa, las miradas de los demás van por un instante hacia él y luego vuelven a su lugar) Escribir por ejemplo: “La noche está estrellada y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.”
LÓGICO (mirando hacia el público, como para desacreditar a PABLO): Eso es ilógico, los astros no tiritan ¿cómo podrían? Son bolas de gas ardiendo. Y tampoco son azules, de hecho emiten una luz blanca.
DUDA (a LÓGICO): ¿Y las estrellas muertas? ¿Las enanas azules? Son astros fríos que se ven azules.
ARTE: No es Astrofísica, es Poesía. (DUDA fija su mirada en él) No escuchen con el cerebro, dejen que llegue más adentro, a lo más profundo de ustedes.
PABLO: El viento de la noche gira en el cielo y canta.
HOMBRE (dando un respingo): ¿Canta el viento?
POETA: Como tú o como yo.
LÓGICO: No es posible.
ARTE: Es poesía.
INTI: Todo es posible.
PABLO: Puedo escribir los versos más tristes esta noche. (A partir de aquí, INTI y POETA harán mímica siguiendo la poesía. Mientras PABLO lee los siguientes dos versos, POETA da tres o cuatro pasos hacia atrás e INTI va hacia él, quien le abre los brazos y la estrecha contra su pecho) Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como esta la tuve en mis brazos.

(Al interrumpirse la lectura, los amantes se quedan inmóviles como estatuas)

DUDA: ¿Por qué en noches como esta? ¿Qué tiene esta noche de diferente?
LÓGICO: Ésa es ciertamente la pregunta. Es lógico que las condiciones meteorológicas son distintas en cada noche, aunque las llegue a haber similares, no hay dos noches iguales: la humedad en el ambiente, la presión barométrica, la-
HOMBRE (interrumpiendo): Esta noche no parece distinta a otras.
INTI: Pero es distinta.
LÓGICO: Ya se están contradiciendo.
POETA (besando levemente la frente de INTI): En esta noche ella no está en sus brazos.

(Cuando PABLO retoma la lectura, INTI y POETA se ‘descongelan’)

PABLO: La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
INTI (suspirando): ¡Cuántos besos dados bajo el cielo…!
LÓGICO (interrumpiéndola): Infinito ha dicho él. Pero sólo porque no hemos podido llegar hasta sus límites no significa que no los tenga. Es inconcebible.
ARTE: En el mundo que estamos explorando, es la voz del poeta la que nos guía por el camino elegido, los límites no están establecidos.
HOMBRE: ¿Y este cielo tiene límites?
INTI (pasa una mano por los ojos de POETA): Nuestro cielo es infinito. (a PABLO) Continúa poeta.
PABLO: Ella me quiso, (aquí INTI y POETA se separan caminando de espaldas y vuelven a sus respectivos lugares) a veces yo también la quería.
INTI (aparte, en voz baja): ¿A veces…?
PABLO: Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. (INTI comienza a volverse lentamente de espaldas al POETA, mirando hacia el techo) Puedo escribir los versos más tristes esta noche. (POETA se acerca a INTI y le tiende los brazos, pero ella no voltea a verlo) Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. (INTI se aleja un par de pasos de POETA) Oír la noche inmensa…
PABLO Y POETA: …más inmensa sin ella.
LÓGICO (golpeando el suelo con el pie y volviéndose a ver a los demás): Bueno, eso sí me lo van a tener que explicar. ¿Cómo se puede oír la noche? ¿Por qué la llamas inmensa?
DUDA: ¿Y por qué no?
LÓGICO: Pues porque… porque… ¡no tiene lógica!
HOMBRE: Creo que sé de qué habla (los demás –salvo PABLO- se vuelven a verlo) El dolor por perderla… es por eso, ¿no? (mira a PABLO, quien no se da por enterado de su existencia) Quiero decir… (mira a ARTE, quien asiente apenas perceptiblemente) cuando hay un dolor muy grande no quieres moverte (se va encogiendo hasta quedar tendido en el suelo) te encoges y cierras los ojos. No quieres moverte ni hablar ni nada (cierra los ojos y se coloca en posición fetal) Pero no puedes evitar escuchar. Por más inmenso que sea el dolor siempre estás escuchando, no puedes cerrar los oídos. Y… aquí, tirado solo, todo parece inmenso; la noche me parece demasiado para mí solo. La noche es inmensa… sí, ahora entiendo de qué habla.

(Los demás guardan silencio un momento. PABLO baja la mirada como si escuchara algo a lo lejos. En silencio, LÓGICO se acerca a HOMBRE, que sigue en el suelo y comienza a incorporarlo)

DUDA: ¿Contesta eso tu pregunta?
LÓGICO (mientras levanta a HOMBRE): Contestó la de él (hace un gesto señalando con la cabeza a HOMBRE)
PABLO: Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Que importa que mi amor no pudiera guardarla.
INTI (aparte aún de espaldas a POETA): El amor nunca puede guardarnos, sólo nos ampara por algún tiempo. (se abraza a sí misma, protegiéndose el pecho) La noche ha caído como otras noches y tú no estás con ella.
PABLO Y POETA (POETA tiende las manos hacia INTI): La noche está estrellada y ella no está conmigo. (INTI baja la cabeza, aún abrazándose) Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
LÓGICO: ¿Quién canta?
DUDA: No lo sé.
HOMBRE: Es a lo lejos
INTI: ¡Es el viento!
LÓGICO: ¡El viento no canta!
ARTE: ¿Es ella?
DUDA: No lo sé.
HOMBRE: Es a lo lejos.
INTI: ¿No va a terminar este dolor?
PABLO: Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca.
POETA (bajando por fin los brazos que le tendía a INTI pero aún mirándola): Recuerdo otras noches en que estuvimos juntos (se acerca a PABLO, le pone una mano en el hombro y le dice casi al oído) Ahora somos fantasmas. No puedo acercarla ni aunque la encontrara, mi mirada se pierde en esa noche inmensa (a HOMBRE) En esta noche que tú ya describiste.

(HOMBRE asiente y le da una ligera palmada en la espalda a PABLO pero retira la mano rápidamente, como si el contacto quemara)

PABLO (comienzan a temblarle las manos): Mi corazón la busca y ella no está conmigo.
LÓGICO (a DUDA): El corazón es un órgano, sólo bombea sangre, es lo único que hace. No sale a buscar novias perdidas.
ARTE (a LÓGICO): Seguramente hasta tú sabes a qué se refiere un poeta cuando habla de su corazón ¿o no?

(LÓGICO balbucea pero no sabe qué contestar y vuelve a su posición enojado, cruzando los brazos)

PABLO: La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. (LÓGICO parece querer interrumpirlo, pero ARTE le indica que espere) Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. (levanta apenas la cabeza y mira fijamente al frente pero con la mirada perdida) Ya no la quiero, (INTI baja los brazos por fin y lo mira triste y ofendida) es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
INTI: ¿Para cantar con el viento?
POETA: Para cantarle al oído.

(Mientras PABLO sigue leyendo, INTI se acerca a él y lo rodea por enfrente, hasta colocarse al lado de POETA de manera que éste quede entre PABLO e INTI. POETA suelta el hombro de PABLO -que no ha soltado desde que se acercó- y se vuelve para quedar frente a frente con INTI)

PABLO: De otro, será de otro. Como antes de mis besos. (cierra los ojos, recordando) Su voz, (POETA le pasa a INTI una mano por el cabello) su cuerpo claro, (rodea su cintura con el otro brazo) sus ojos infinitos (baja la otra mano del cabello hacia la cara. PABLO hace una pausa y POETA e INTI se abrazan como si fueran a besarse) Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. (POETA e INTI rompen el abrazo pero aún se toman de ambas manos, mirándose fijamente a los ojos) Es tan corto el amor y tan largo el olvido.
POETA E INTI: Sí, es tan corto el amor y tan largo el olvido.
LÓGICO: ¡Basta! No soporto más. Hablen coherentemente o dejen de hablar.
ARTE: Escucha incoherentemente o deja de escuchar. Tu lógica no es requerida en esta función.
DUDA: Poeta, di ¿por qué es tan largo el olvido?
HOMBRE: ¿Por qué es que hacemos corto el amor?
INTI (sin romper el contacto visual): Porque no podemos acostumbrarnos al amor. Hay que sacrificar un pequeño trozo de vida para dejar entrar al otro. Somos demasiado egoístas para permitirnos eso.
POETA: ¿Por qué se hace tan largo el olvido? ¿Por qué el dolor te congela el corazón?
PABLO: Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos…
INTI (separándose por fin de POETA, quien le besa una mano): Porque en noches como esta estuvimos en los brazos del otro.
PABLO: ...mi alma no se contenta con haberla perdido.

(INTI le da la espalda a POETA y sale por la izquierda, del lado de ARTE, quien la sigue con la mirada. Después de un instante, todas las miradas vuelven a fijarse en PABLO, quien mira fijamente las hojas que se supone que ha escrito. Comienzan a temblarle las manos, parece que fuera a llorar y cuando habla, lo hace con la voz quebrada)

PABLO: Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, (rompe las hojas imaginarias) y estos (levanta las manos para mostrar las imaginarias hojas rasgadas) sean los últimos versos que le escribo.

(Tira las hojas al suelo y camina hacia el fondo, donde vuelve a adoptar su postura original solo que esta vez se estremece a causa de los sollozos. ARTE y POETA recogen las hojas rotas, mientras los demás se voltean y salen)


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