Mátenme, ojos verdes.
Mátenme, que ya estoy muerta.
Ya no hay niña (no veas una niña)
no hay mujer tampoco
sólo estoy yo
la que no para de pensar en dos ojos de esmeralda.
Ojos que me matan sin querer.
Ojos que quiero que me maten.
Ojos que muero por ver.
Ojos felinos que me hace bajar la mirada.
Ojos que anhelo ver,
pero que al verlos me matan.
¿Y qué me queda por hacer?
Morirme, ojos verdes.
Morir por los ojos verdes.
¡Mátenme, ojos verdes!
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Ya estaba ansioso por leer algo nuevo aquí. Ya voy para allá, me tienen atorado en este lugar, en donde quieren que haga unas cosas para el lunes. Ambos poemas son excelentes... creo que empiezo a comprender tu estilo un poco más, aunque no entiendo la necesidad de seguir emulando esos estadios poéticos propios de la literatura maldita; pienso que podrías escribir algo más "alegre" como aquello que dedicas a Israel, aunque es posible que ese año de 2007 haya sido un tanto duro para ti en muchos sentidos, pues se reflejaba
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